jueves, 19 de octubre de 2017

La infancia hoy en la Argentina

Se cumplen en poco menos de sesenta días, dos años del Gobierno de Mauricio Macri, y la deuda interna contraída con nuestra infancia es tan enorme como la deuda externa que deberán pagar ellos cuando sean adultos, producto de la acción de este gobierno, poblado de comisionistas financieros.

Los indicadores sociales y económicos de la Argentina 2016-2017, marcan claramente un retroceso en los parámetros del bienestar infantil, respecto a periodos anteriores de nuestro país.

La creciente desocupación de padres y madres, el desbocado incremento de precios y tarifas, fundamentalmente de los alimentos, tiene como reflejo el incremento exponencial de la apertura de merenderos y comedores, en las barriadas populares.

La salvaje licuación del poder adquisitivo de la Asignación Universal por Hijo nos muestra que, en diciembre de 2015, el valor de la AUH era de $837, equivalente al precio de casi 80 litros de leche de primera calidad, mientras que en octubre de 2017 el valor de $1.412 solo alcanza para comprar 60 litros de la misma leche.

A la desaparición del programa Progresar, de las computadoras del Conectar Igualdad, del encuentro familiar hogareño para ver los partidos en familia con Fútbol para Todos, se suma también el recorte brutal de las pensiones por discapacidad.

Estos son solo algunos de los derechos perdidos, que grafican el ejemplo de un absoluto desinterés del gobierno, por aquellos a quienes cínicamente todavía, se los llama el “futuro de la patria”.

Poco queda de aquel maravilloso apotegma del primer peronismo, de aquello de que “los únicos privilegiados son los niños”, de la gratuidad de una educación masiva y de calidad y de una preocupación estatal real por la inclusión y la movilidad social ascendente, de nuestros pibes y pibas.

La destrucción de las utopías colectivas, militadas diariamente desde los emisores culturales del macrismo, exaltando un falso “individualismo emprendedor” solo significan en la práctica aquello de que “nadie te va a ayudar” porque viviste una “ficción populista” que terminó.

Desde siempre, quienes abogamos por gobiernos argentinos nacionales y populares, entendimos, como nos enseñó nuestro maestro Eduardo Bustelo, en cuyo honor llevamos su nombre, que la Infancia es una Categoría Social, Permanente y Transformadora, y no un conjunto de “consumidores” destinados a formar parte del mercado y a ser en su futuro adulto, mano de obra barata y conformista, en el lugar que el neoliberalismo les asigne.

La Infancia debe ser signo de transformación y la juventud de rebeldía. Este mundo que supimos construir los adultos es suficientemente injusto, desigual y violento, como para que no deba valer la pena “adaptarse” a él, y si en cambio, luchar por transformarlo.

Desde el Observatorio de Derechos de la Infancia “Eduardo Bustelo”, vemos positivamente el inicio en el Congreso Nacional, del proceso de designación del Defensor del Niño, previsto en la Ley 26.061 de Defensa de la Infancia, que impulsara Néstor Kirchner allá por 2005.

Sin embargo, son tiempos difíciles para la Infancia. El “gobierno del mercado” que encarna Cambiemos, tiene mucha preocupación por los negocios y poca por los Derechos Sociales.

Sera responsabilidad de la sociedad toda, comprometerse para que nuestra infancia, y sobre todo sus sectores más vulnerables, no tengan como destino, el encierro o la explotación.

En esa lucha no se permite estar ausente

Por Marcelo Brignoni y Jose Eduardo MachainIntegrantes del Observatorio de Derechos de la Infancia “Eduardo Bustelo”